lunes, 2 de agosto de 2010

Conozco el atajo que llega al secreto que nunca dirás. Sé de aquel sendero que llega a tus labios por cualquier lugar. Descubrí la salsa que orquestan tus pasos en el adoquín, y el llanto que escondes tras esa sonrisa de casting barato. Y de qué me sirve, no sirve de nada. Conozco el aroma que dejan tus sueños si es que puede haber. Sé cuando estas frío y aparentas fuegos por condescender. Sé que a veces mientes y yo hago maromas por no descubrirte.

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